Por: Gustavo Valencia Quiroz. Licenciado en Ciencias Naturales y educación ambiental.
En nuestro país la actividad de tratar de dilucidar las causas y los mecanismos de un fenómeno natural para tratar de controlarlo, metafóricamente ha sido concebida solo para aquellos señores de enorme barba, multitud de canas y bata blanca. Personajes a los que se les reconoce su amplia experiencia y contribución en el desarrollo científico del país. Esta dinámica de construcción del conocimiento está cambiando al incentivar la participación de la población infantil en los temas de Ciencia e innovación tecnológica; Cambia al recocer que en un niño se encuentran todas las cualidades de un verdadero científico y que entre juegos, risas y cuentos se crean sin ningún temor nuevas alternativas para la solución de Problemáticas Ambientales.
Pero… ¿Qué es lo que hace a un verdadero científico? Y ¿Por qué compararlo con un niño?
La respuesta es simple: en un verdadero científico su espíritu de niño aun sigue vivo y en un niño, la imaginación, la capacidad de asombro y de realizar preguntas están más vivos que nunca. Estas cualidades pueden sobrevivir y perdurar en el tiempo al tener en cuenta tres Componentes fundamentales la familia, la creación de espacios educativos como Clubes Científicos y los programas nacionales que apoyan la investigación en todas las etapas especialmente en la infantil y juvenil.
